LOS DIABLOS DE TELOLOAPAN

10.12.2018

Durante la invasión francesa en el Siglo XIX (1857) hubo una batalla entre los franceses y la gente de Teloloapan, que se mantuvo firme durante dos días, hasta una tarde en que se les terminó el agua y las municiones.

Esa noche todos se reunieron para formular un plan y decidieron espantar a los franceses usando unas máscaras de diablo que eran verdaderamente horribles y haciendo tronar sus chicotes para hacer el asunto interesante.

Así, los disfrazados se introdujeron a hurtadillas en el campamento enemigo y después de la señal de un capitán atacaron con espantosos gritos y haciendo sonar sus látigos.

Los franceses, pálidos del horror que les causó verlos, salieron corriendo y se perdieron en la profunda noche.

En esta parte norte de nuestro estado, los Diablos siguen siendo una tradición heroica, más que religiosa. El 16 de septiembre lucen en el desfile sus hermosas vestimentas muy hispanas; el cuerpo cubierto con cuero, chamarra y pantalón a la usanza del chinaco del Siglo XIX, a manera de faldón largo como cuera de montura, botas y chicote con pajuela de ixtle para producir un chasquido similar al de un fuerte trueno.

Hay siete cuernos bien empotrados en la máscara de vaqueta muy dura, mismos que simbolizan los pecados capitales: gula, envidia, lujuria, ira, soberbia, avaricia y pereza.

Es una danza teatral que tiene como objetivo mostrar al demonio como portador de todos los pecados. Se bailaba en los teatros y mitotes que los frailes utilizaron para evangelizar.

Esta danza tiene su identidad muy propia, totalmente diferente a los otros diablos que abundan en danzas de las regiones del estado, que son juguetones, divertidos, traviesos con los niños y participan del relajo del pueblo, dejando entrever una sonrisa. Los de Teloloapan son altivos, elegantes, soberbios y vestidos como grandes señores; es el capataz el que manda y ordena.

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