LOS DIABLOS

10.12.2018

Siendo esta danza de características puramente religiosas, sus orígenes se remontan a la época de la Colonia (siglo XVI), como manifestación de la labor de evangelización de los frailes que en forma objetiva querían inculcar en el indígena la religión cristiana y una nueva valoración del bien y el mal. Así, pues, dicha danza representa los castigos infernales a que se verían sometidos todos aquellos que no abrazan la fe cristiana.


Danza de los Diablos.

La danza se halla integrada por 24 participantes, que se disponen en dos filas de 12; encabeza una de las filas el Diablo Mayor, quien porta una quijada de burro, la que golpea de manera rítmica y representa el castigo a la gula y al hurto. La otra fila la encabeza la Diabla, quien con una guitarra lleva una tonadilla musical que es la que sirve de acompañamiento a la danza y representa el castigo al vicio y a la lujuria. Y otro de los diablos lleva una cajita de madera que hace sonar también rítmicamente y que significa el castigo de la avaricia, el orgullo y el dinero mal habido.

Los personajes o integrantes principales de esta danza saltarina (como se le considera) son dos: la Muerte y Lucifer, y las demás parejas de diablos y diablas, sin faltar en ella dos o tres bufones llamados huesquixtles.

El vestuario de dicha danza se describe de la manera siguiente:

  • Lucifer: su atuendo es igual al de los demás miembros de la danza, distinguiéndose sólo por la máscara, que es más grande y terrorífica, y por considerarse el demonio más poderoso. Porta además espada al cinto y cetro.
  • La Muerte: viste un traje negro, entallado y pintado con rayas blancas, las cuales simulan los huesos descarnados. Su máscara representa a la vez una calavera riéndose y porta una guadaña.
  • El Tiempo: se cubre con harapos que cuelgan de su cuerpo; su máscara es de tipo antropomorfo, adornada con largas crines de caballo, las cuales cuelgan a manera de bigotes y barba, portando asimismo su guadaña.
  • El vestuario de los diablos se compone de calzoncillo corto y holgado, de tela de color chillante, sujeto en las rodillas y cintura con jareta; camiseta con mangas largas y la falda metida en el calzoncillo.
  • Las máscaras representan las caras de animales cuadrúpedos, lo cual queda al gusto del danzante; además usan gorro de tela de color en forma de cono largo, de cuyo vértice cuelga una borla de estambre y éste es echado hacia atrás. Dicho gorro se complementa con un par de cuernos, zapatos y medias.
  • El vestuario de las diablas de dicha danza es variado en cuanto a color y estilo, sin perder el modelo genérico de mucho brillo y colores encendidos, lucidor y vistoso, para enaltecer su participación en la danza. Su máscara representa la cara de una mujer juvenil y contrasta ésta con la de los diablos en su cornamenta. En la cabeza llevan una cabellera de ixtle pintada en colores.

Esta danza está difundida en la mayor parte del estado, presentando variantes mínimas en su vestimenta, pero no así en sus contenidos religiosos, para significar el maleficio que ronda en la vida de los hombres.

En los años 60 del Siglo XX formó un grupo de niños para integrar la referida danza, la señora Heleodora Adame, tía Lolita, llamada cariñosamente por todos los que la trataron, dedicó muchos años al cuidado de la iglesia de San Mateo; cuando no existía párroco ella se encargaba de formar las mayordomías para los festejos del 21 de septiembre y la danza de Los Santiagos con jornaleros y campesinos; asimismo los hijos de éstos formaron la nueva danza de los llamados diablitos, que perduró mientras la señora vivió. De ahí que las danzas sean el alma de muchas comunidades que tratan de divertirse de alguna manera. 

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